Uno de los grandes educadores de México en los años de transición entre los siglos XIX y XX fue el humanista Justo Sierra Méndez, fundador de la Universidad Nacional de México, actual UNAM. Se distinguió por sus ideas positivistas de libertad, orden y progreso que proyectó en la educación mexicana del Porfiriato. Gran escritor y pedagogo de los textos escolares para los niños mexicanos, a quienes inculcó el «amor a la patria».
Este ilustre educador, escritor, historiador, periodista, abogado, diplomático y político mexicano nació en Campeche (México), el 26 de enero de 1848, cuando su tierra natal era el escenario de una feroz rebelión indígena; y en unos años de lucha social, conocida como guerra de castas y de luchas políticas de grupos conservadores y liberales que se enfrentaron para llegar al poder con el control político y económico. En la misma forma, en unos días difíciles, cuando las tropas norteamericanas invadieron a México, después de la anexión de Texas y de un inmenso territorio en el Norte del país azteca, entre los años 1846-1848. Su padre Justo Sierra O´Reilly, abogado, novelista e historiador, tuvo gran influencia en la política de Yucatán. Su madre, Doña Concepción Méndez Echazarreta, también de distinguida familia yucateca.
Sus primeros estudios los hizo en el Liceo Científico y comercial de Mérida (Yucatán). Cuando su padre murió en 1861, se trasladó a la ciudad de México, en donde continuó sus estudios en el Liceo Franco-mexicano y en el Colegio de San Ildefonso. En su vida estudiantil obtuvo premios y reconocimientos por su dedicación a los estudios; y también críticas por sus ideas liberales. A los trece años presenció la entrada de Maximiliano y Carlota en la ciudad de México en 1861, ante lo cual exclamó: Apenas se puede creer que los mismos mexicanos…» acepten un emperador de procedencia francesa. Sus estudios universitarios los hizo en Derecho y Ciencias Políticas, graduándose como abogado en el año 1871 en la Escuela de Derecho de San Ildefonso.
En los años de su formación y actuación, se vivió en México una situación difícil de guerras civiles, dictaduras e intervención de Estados Unidos con la separación de Texas. En esos años los mexicanos de tendencia liberal, opuestos al conservatismo tradicional, dieron importancia a su Presidente Benito Juárez, indígena, quien defendió la legalidad republicana y dictó las Leyes de la Reforma en 1859. Entre los años 1861 y 1867 se instauró el Imperio de Maximiliano con la intervención francesa. Con la lucha constante de los mexicanos republicanos, el Imperio fue derrocado y Maximiliano fusilado en 1867, restaurándose la República. En 1867, Benito Juárez fue reelegido Presidente de México; asimismo en 1871 hasta su muerte en 1872. Para Justo Sierra, el símbolo de la grandeza y autenticidad del pueblo mexicano fue el Presidente Benito Juárez, a quien dedicó su libro «Juárez, su obra y su tiempo.»
En el año 1880, al abogado Justo Sierra Méndez fue elegido Diputado en el Congreso Nacional, iniciando su actividad política durante treinta y dos años. Su primera intervención en la Cámara de Diputados en 1880 fue su planteamiento sobre la necesidad de una instrucción cívica para «despertar y consolidar el sentimiento del santo amor a la patria». También habló sobre la conveniencia de proporcionar una educación científica al indígena y no sólo era instrucción rudimentaria que pretendía dársele. En el año 1881 presentó su proyecto para la Reforma educativa de la Educación primaria, con carácter de pública y oficial; asimismo la creación de la Universidad Nacional de México, que tres décadas después inauguró siendo Ministro de Instrucción Pública.
En 1894 fue nombrado Ministro de la Suprema Corte de Justicia, de la cual fue su Presidente. Participó en el Gobierno del Porfiriato, convirtiéndose en el ideólogo de la educación positivista de «Orden y Progreso». Justo Sierra Méndez se movió en los altos estratos culturales y políticos del Porfirismo, cuyo régimen lo apoyó en su actividad educativa y cultural. Inicialmente fue nombrado Subsecretario de Justicia e Instrucción Pública en 1901 y luego en 1905, Secretario de Educación Pública y Bellas Artes, en el cual hizo actividades hasta 1910, cuando cayó el Porfiriato y comenzó la Revolución. En 1905 aprobó la Educación Primaria de carácter nacional, integral, laica y gratuita.
En lo político, Justo Sierra Méndez supo ser amigo del Presidente Porfirio Díaz, sin ser su adulador. Teniendo en cuenta que Díaz lo respetó como un hombre superior. Por ello, en el Porfiriato fue el eje central de las políticas educativas y culturales. Desde entonces se le conoce como «El Maestro de América».
Como un gran político del Porfiriato, el Dr. Justo Sierra consideró que la economía debe estar al servicio de la educación y a una responsabilidad social. Las empresas «deberían ser las primeras en promover capacitación y educación; y los grandes favorecidos por la fortuna, los primeros obligados a sostener centros de investigación, enseñanza, cultura y bellas artes».
Unas frases célebres del Ministro Justo Sierra: «La Nación tiene hambre y sed de justicia»; y otra que fue muy popular en 1912 cuando se inauguró la Universidad Popular Mexicana: «La ciencia protege a la patria.»