Por Oscar Arce
Cuauhtémoc nació en Tenochtitlán en los últimos años del siglo XV, primo de Moctezuma, asistió al calmécac -centro de educación-, y al cumplir los 15 años terminó su formación en el tepochcalli -escuela obligatoria donde recibían la instrucción militar-, donde destacaría como combatiente, y que al alcanzar el grado de tlacatécatl, lideró los ejércitos de Moctezuma lo que le valió el mando militar de Tlatelolco -la ciudad gemela de Tenochtitlán-.
Al fallecer Moctezuma ascendió al poder, teniendo a penas 25 años de edad; «El abuelo joven», trabajó en fortalecer la ciudad de Tenochtitlán y el ejército para cerrar filas ante los invasores, sin embargo, Hernán Cortés después de la batalla conocida como «La Noche Triste» regresó ayudado junto con los tlaxcaltecas que concluyó con la rendición del imperio mexica el 13 de agosto de 1521, fecha que coincide con la captura del «Águila que desciende».
Estando cautivo, se le cuestionó sobre «el destino del oro que se perdió durante la refriega de La Noche Triste», con el propósito de obtener la información para dar con el paradero del «Tesoro de Moctezuma», pero especialmente por sus planes de rebelión, dándole por tortura el quemarle los pies, soportando el tormento expresando la célebre frase: «¿Estoy en algún deleite o baño?
El emperador Cuauhtémoc vivió sus últimos días como prisionero de Cortés para sus fines políticos, hasta que, en una expedición en Honduras, ordenó asesinar a Cuauhtémoc, quien fue ahorcado en un árbol de pochote el 28 de febrero de 1525.
Convirtiéndose en una figura heroica no nada más de México-Tenochtitlán, sino para todos los pueblos originarios del continente americano, «símbolo de sacrificio y la lucha incansable».