En Guerrero compartimos la idea que la educación es un acto de creación humana fundamentalmente; que es incompatible con rutina, negligencia o inercia. La creación es obra de fervor y autenticidad, supone constante y perpetua emoción. Exige entereza, convicción y vocación de quienes servimos al sector educativo.
Educar, formar profesionales, connota integridad, aplicación asidua de capacidades e intensidad laboriosa. Extrema la obligación de no desperdiciar, eludir ni reducir el tiempo y la actitud que libremente nos hemos comprometido a entregar.
Para que la tarea del maestro sea eficaz y oportuna, no pierda fuerza, ni decaiga en estéril rutina, presupone constante revisión de los fines que se propone, de las circunstancias que plantea y los métodos que utiliza. Esto implica hábitos de severa, lúcida y permanente autocrítica, de donde proviene la exacta orientación indispensable a la fecundidad innovadora.
Los profesores infunden, construyen, forman, transforman, en suma, crean de los elementos de la naturaleza que sus discípulos les presentan y de los elementos sociales que los rodean. Se repite constantemente que el maestro es constructor de la sociedad, en cuya edificación participa decisivamente. Nuestra particular historia y tradición lo confirman por completo.
De acuerdo a este planteamiento y reconociendo la valiosa contribución del magisterio en la edificación del futuro del estado, el Gobernador licenciado Héctor Astudillo Flores y los servidores públicos de la Secretaría de Educación Guerrero, afrontamos día a día la complejidad de los problemas en que se circunscribe la administración educativa, por ello reforzamos los canales de diálogo, concertación y acuerdos que superen divergencias y limitaciones. Partimos del hecho que a todos nos anima el progreso de Guerrero y el logro de los grandes anhelos de la población que confía la formación de sus hijos para que respondan exitosamente a los requerimientos del mundo en que nos ha tocado vivir y procedan con mayores elementos en los retos que plantea la sociedad del conocimiento en perpetua mutación.
Es verdadera la concepción que el proceso educativo en el mundo se ha transformado sensiblemente. Los métodos y sistemas han sido mejorados, reinventados, reorientados. Ante estos desafíos debemos prepararnos y resolver a las demandas que el mundo globalizado y competitivo establece a estudiantes y egresados. Conscientes del gran compromiso, quienes tenemos el privilegio de servir desde la Secretaría de Educación Guerrero, estamos convencidos del proceso acelerado que vive el país y experimenta el mundo. Esto plantea la decisión de que modifiquemos la orientación, el modelo, la calidad de nuestro trabajo educativo o provocaremos mayor deserción escolar y con ello, ahondaremos los desajustes y las consecuencias.
El equipo que me acompaña en esta responsabilidad, sostiene como acción inaplazable la transformación de nuestras escuelas, convertirlas en espacios vivos, energéticos, rebosantes de información, conocimiento y entusiasmo, por los avances de la ciencia y la técnica que obligan a marchar perfectamente interconectados.
La escuela es el motor del cambio social. Desde ahí se forman los líderes y los funcionarios; los maestros del futuro; los empresarios, ingenieros y científicos que tendrán la consigna de construir sociedades más justas, más igualitarias, plurales y tolerantes, en suma, más democráticas. La escuela es la célula generadora inicial, primigenia. El trabajo de formación corresponde a nosotros los maestros.
Conforme a lo anterior, convoco respetuosamente a la población y especialmente a los padres de familia a que se acerquen a los centros educativos; interactúen con nuestros profesores; participen en las actividades escolares; promuevan acciones constructivas en favor de la escuela, de los maestros y de los estudiantes.
Reitero la invitación para establecer escuelas abiertas, libres, fértiles en el diálogo y el debate; ricas en el análisis y la interpretación; anuentes a la tolerancia y la apertura; modernas y digitales con la interconexión y sus posibilidades. Contamos con un gobernador sensible a estos propósitos y con muchos educadores que abrazan con pasión su ejercicio profesional; que se dedican con ahínco y júbilo a trabajar con los jóvenes, a guiarlos y a orientarlos.
Tenemos la certidumbre que el futuro de Guerrero tiene sus bases en la escuela. Los sistemas se integran con personas reales que recibieron una educación y una formación en valores. Este es el momento en que debemos asumir con entereza esa grave y enorme responsabilidad, y hacerlo de forma sistemática y metodológica. Comprobaremos que se pueden ver con claridad los resultados.
Creo en el esfuerzo mancomunado de mis compañeros profesores y de los padres de los alumnos. A pesar de los obstáculos y limitaciones, Guerrero saldrá adelante. La misión se cumplirá.
Atentamente
Secretario de Educación Guerrero